Regreso a clases, reto para todos

Hace varios años en la entrada de mi pueblo había un letrero que decía "Territorio libre de analfabetismo". Quien decidió poner ese mensaje fue bastante atrevido al afirmar que en ese sitio todos eran letrados.

Cuando estaba en la primaria, me tocó ver que a varios de mis compañeros los llevaban a "clases particulares" por la tarde. En mi caso, mi abuelita me decía que debía esforzarme por entender la clase porque no me podía llevar a esos "reforzamientos" y tampoco me podía ayudar a entender las tareas. Mi mamita apenas sabía leer y escribir pero nunca asistió a la escuela. Sin embargo, leía muchos libros y gracias a su ejemplo también adopté el gusto por la lectura.

Al final, terminé la primaria con excelentes notas y no tuve la necesidad de que me reforzaran lo aprendido en la escuela. Tampoco noté que las calificaciones de mis compañeros que asistían a esas clases hubieran más altas. ¿Qué pasó? Pues la motivación de mi abuelita fue suficiente para no requerir apoyo extra.

Debido a la contingencia, la educación en México tiene un reto mayor. Como los niños que no pueden acudir a las clases presenciales para evitar contagios, se corre el riesgo de ellos no cuenten con un aprendizaje de calidad. Para subsanar esta situación, la Secretaría de Educación implementó un plan que incluye la difusión de programas educativos en televisión abierta.

Ante esto, muchos comenzaron a despotricar en contra de la propuesta y algunos padres exigieron que les pagen el sueldo de los maestros que "no van trabajar" en ese tiempo. Otros opinaron que iba a ser muy difícil que todos los niños cuenten con el acceso a estos programas.

Si tenemos ese tipo de pensamiento, el futuro de nuestro país está perdido. No puedo afirmar que las estrategias que implementará la SEP funcionen, pero si la mayoría de los padres comienzan a ver el lado negativo y no se preocupan en cómo van a ayudar a sus hijos, entonces todo esfuerzo se irá a la basura.

Por otro lado, los métodos y estrategias implementadas en la educación básica no han sido los mejores para que los niños tengan las habilidades suficientes para su vida futura laboral y eviten la deserción escolar.

Recuerdo que para aprender conceptos de matemáticas nos hacían repetir como loritos las tablas de multiplicar y nos ponían ejercicios muy simples para sacar áreas de los polígonos. Sin embargo, no tuve maestros que me mostrara cómo esos conocimientos me servirían para mi vida común.

Lo anterior es una crítica generalizada en redes sociales, de personas que afirman que "nunca" usan las fórmulas matemáticas y que el libro de Baldor era su miedo más grande. Eso indica que sus maestros no lograron enseñarles de una manera que vieran la utilidad de lo aprendido basado en experiencias de la vida real.

El problema de la educación en México es que busca ser general y no se enfoca en lo particular. Los niños que viven en el campo no tienen las mismas experiencias de aquellos que son de ciudad. Son realidades distintas. Lo ideal sería que se planteen conocimientos basados en la realidad que los menores experimentan.

Si los programas que lleguen a transmitirse en cadena nacional se basan en la realidad de los niños de la Ciudad de México, será muy difícil que el resto de los menores los entiendan, porque no viven ahí y no es lo que ven en sus comunidades.

Entonces el trabajo por el que "desquitarán su sueldo" los maestros será mayor, ya que ellos tendrán que hacer entender a esos niños cómo es la realidad que no conocen y adaptar esos conocimientos para poder aprobarlos.

Esto también es un reto mayor para los papás, ya que deben prestar atención a los contenidos que sus hijos verán. También deberán motivarlos a que hagan las cosas por sí mismos y ayudarlos cuando sea necesario. Eso les dará mayor independencia.

Quizá muchos piensen que es muy difícil dejar que los niños hagan su tarea solos y algunos alegarán que sus hijos "son terribles y traviesos" como para que ellos sean responsables. Pero si los papás brindan esa confianza a sus hijos y los felicitan por su esfuerzo, se ahorrarán muchas preocupaciones.

En conclusión, la solución para evitar el rezago educativo está en nosotros los adultos, quienes debemos poner el ejemplo y motivar a los niños a valerse por sí mismos. De esta forma forjaremos a adultos responsables que encaminen el país a un futuro mejor.

CARMEN LÓPEZ