LA GUERRA DEL ELECTROLIT SE INTENSIFICA ENTRE CAMPAÑAS, POLÉMICAS Y ACUSACIONES POLÍTICAS
Durante la última semana, la conocida bebida de electrolitos Electrolit se convirtió en el epicentro de una tormenta mediática y política que ha sido bautizada como la guerra del Electrolit. Todo comenzó con una oleada de videos en redes sociales en los que varios influencers acusaban a la marca de engañar a los consumidores y de aprovechar un vacío legal para evadir impuestos. Los mensajes, casi idénticos entre sí, aseguraban que el suero vendido por Laboratorios Pisa se promociona como medicamento cuando en realidad se trata de una bebida azucarada, lo que implicaría que debería pagar los mismos impuestos que un refresco. La viralización del concepto “#Electrolitengaña” levantó sospechas de una campaña coordinada desde el ámbito político.
El origen de la polémica se relaciona directamente con una propuesta de reforma a la miscelánea fiscal presentada por legisladores del Partido Verde y Morena, que busca que productos como Electrolit dejen de considerarse medicamentos y paguen IVA e Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, como cualquier refresco. De acuerdo con el diputado Ernesto Núñez Aguilar, esta medida podría representar 3,500 millones de pesos adicionales para el erario. Según el legislador, el producto contiene más azúcar que varias bebidas gaseosas y su venta, bajo registro sanitario, le permite eludir los gravámenes que pagan otras marcas del mismo tipo.
La controversia escaló en redes sociales cuando figuras conocidas como el influencer “Doctor Polo” calificaron a Electrolit como un riesgo para la salud, argumentando que su alto contenido de azúcar y la ausencia de sellos de advertencia lo convierten en un producto engañoso. Sin embargo, poco después se reveló que detrás de estos mensajes podría haber existido una campaña coordinada. El comediante @ChumelTorres denunció públicamente que se trataba de una estrategia “orquestada” para desprestigiar a la marca, mientras que el influencer “Mr. Doctor” mostró mensajes donde supuestamente le ofrecían dinero a cambio de difundir críticas contra el producto. Tras estas revelaciones, varios TikTokers eliminaron sus videos y la controversia se amplió a medios nacionales.
El enfrentamiento no puede entenderse sin recordar la larga y conflictiva relación entre el Gobierno y Laboratorios Pisa, empresa que fabrica Electrolit. Fundada en Jalisco en los años 40, Pisa creció hasta convertirse en una de las principales farmacéuticas del país, pero su relación con la administración federal se fracturó durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. En 2019, tras acusaciones de prácticas monopólicas, el Gobierno vetó a su distribuidora Dimesa y clausuró varias de sus plantas, lo que derivó en un desabasto de medicamentos que todavía afecta al sistema de salud. Desde entonces, la relación ha sido tensa: el Gobierno acusa a Pisa de incumplimientos, mientras la empresa depende de los contratos públicos para sostener su operación.
A pesar de las acusaciones, Laboratorios Pisa ha mantenido una importante presencia en el sector público. Entre 2021 y 2024 obtuvo más de 1,700 contratos con un valor superior a los 2,500 millones de pesos, y solo en 2025 ya suma 394 convenios por cerca de 20,000 millones, principalmente para la compra de medicamentos y servicios de diálisis. Sin embargo, durante la conferencia matutina del pasado 23 de septiembre, la presidenta Claudia Sheinbaum incluyó a Pisa en su “quién es quién en la entrega de medicamentos”, señalando que la empresa no ha entregado 12 millones de piezas de un total de 76 millones solicitadas.
Mientras tanto, la discusión sobre el estatus fiscal y sanitario de Electrolit continúa. El diputado Núñez Aguilar afirma que su iniciativa avanza con apoyo de varios legisladores y confía en que será aprobada. Por su parte, médicos y consumidores señalan que el producto debe ser usado solo en casos de deshidratación, diarrea o resaca, y no como sustituto del agua o bebida cotidiana. Entre acusaciones políticas, campañas en redes y presiones fiscales, la batalla entre el Gobierno y Laboratorios Pisa parece haber encontrado en Electrolit su nuevo campo de guerra, uno donde se mezclan intereses económicos, reputaciones digitales y viejas rencillas que siguen sin resolverse.