Coronavirus: Trump predice que esto va a estar mal, pero promete reabrir el país

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece haber hecho su elección en el terrible dilema planteado por la pandemia por el nuevo coronavirus: destruir las bases económicas del país para salvar vidas

En su afán por impulsar la prosperidad estadounidense después de ayudar a desencadenar un colapso económico autoinfligido sin precedentes, Trump ya está perdiendo la paciencia, semanas antes de que el virus alcance su punto máximo.

“Nuestro país no fue construido para ser cerrado”, advirtió el presidente el lunes. “Vamos a abrir nuestro país para los negocios porque nuestro país fue destinado a ser abierto”.

“Vamos a hacer que todo vuelva a funcionar muy pronto”, dijo, sin establecer una línea de tiempo, aunque anteriormente pidió repensar la orientación de la Casa Blanca sobre el distanciamiento social la próxima semana.

Sus comentarios llegaron el día en que el número de casos confirmados de coronavirus superó los 40.000 y 100 personas murieron en un solo día por primera vez. La doctora Deborah Birx, miembro de la fuerza de tarea de Trump sobre coronavirus , advirtió que la “tasa de ataque” de la enfermedad en Nueva York, la potencia económica y financiera dominante de Estados Unidos, era cinco veces mayor que en otros lugares.

El presidente admitió el lunes —el día más mortal en la lucha de Estados Unidos contra la pandemia— que “ciertamente, esto va a estar mal”, pero argumentó que “si fuera por los médicos, ellos podrían decir que mantengamos el encierro: apaguemos el mundo entero”.

El cambio de énfasis de Trump anticipó una confrontación creciente dentro de su propia administración, entre funcionarios de salud pública que utilizan la ciencia de la epidemiología para luchar contra el covid-19 y funcionarios políticos y económicos desesperados por salvar una economía que es fundamental para la vida básica y las esperanzas de reelección de Trump.

La predicción optimista del presidente de un retorno pronto a toda velocidad contradice directamente las acciones de los gobernadores estatales en todo el país, que han impuesto órdenes de permanecer en casa, cerrar negocios y ordenar que las escuelas salgan a vacaciones de verano en marzo.

Las autoridades locales y de salud pública temen que el virus altamente contagioso cause un tsunami de pacientes en estado crítico que inundara los hospitales y provocase la muerte de miles de personas.

La idea de que la situación se estabilizará en unas pocas semanas, cuando la mayoría de los expertos dicen que algo mucho, mucho peor está por venir, parece fantasiosa. Esto plantea la pregunta de si Trump está dispuesto a tomar una decisión que indirectamente podría causar muchas muertes, pero que podría salvar a millones de otros estadounidenses de las privaciones provocadas por la plaga económica.

La insistencia del presidente, el lunes, de que “podemos hacer las dos cosas a la vez”, de hecho, puede ser la receta final para un lento regreso a la vida normal. Pero la razón por la cual la economía está cerrada es que los gobiernos han concluido que no es posible hacer dos cosas a la vez: mantener la curva de infecciones manejable y abrir la economía, en este momento.

El miembro más visible y confiable del equipo de trabajo del presidente, el principal especialista en enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci, no estaba del lado de Trump cuando prometió abrir el país en su sesión informativa diaria, sino que participó en reuniones para atacar la pandemia. Pero el presidente insistió en que escucharía el consejo de Fauci, así como a otros dentro de la Casa Blanca.